Ahora que tienes las piezas limpias puedes ir haciendo las comprobaciones, antes de montar la carabina.
Si montas en la cabeza del pistón la zapata y la arandela y presionas fuerte contra una superficie dura, podrás comprobar si esa zapata va a resistir la presión o hay peligro de que la arandela o la cabeza del tornillo golpée el fondo de la cámara.
La otra comprobación también es muy fácil de hacer. Montas el cañón con su eje (no necesitas ni roscar fuerte) y montas el pistón (con la zapata)y el muelle. Tampoco necesitas poner el tapón trasero ni nada, es solo para ver que tal ajustan las piezas.
Tras abatir el cañón lo justo para que zafe el enganche (que es por lo visto de doble uña), la palanca de carga aún no debe estar empujando al pistón (que, por supuesto, debería estar en el fondo de la cámara y presionando contra el fondo). Debería haber un pequeño espacio, un par de milímetros posiblemente. Si es así, parece que el grueso de la zapata es correcto. Si no hay ese pequeño espacio libre es señal de que la zapata tiene que ser más gruesa.
Se utilizaron unas zapatas de cuero sin forma, algo como una arandela de cuero, pero esas iban acompañadas de unas piezas sintéticas, para aumentar el grueso. La que necesitarías es la de forma de vaso y su pieza interior de goma.
Si al final decides ponerle una nueva zapata de cuero, recuerda que se sumergían en grasa derretida,Tampoco es cuestión de freír el cuero, se trata solamente de calentar la grasa al baño maría o con un secador de pelo hasta que se licúe. De esa forma el cuero se empapa bien y queda muy flexible. En los primeros disparos salía humo (las carabinas parecían las pistolas de "El Coyote"
) y luego ya solamente olían un poco a quemado. Cuando ya dejaban de oler, se les echaban dos o tres gotas de aceite por el agujero de transferencia y vuelta a empezar ...